viernes, 7 de agosto de 2020

Capitulo 6




Marcos está encantado con el deseo que ve en los ojos del brasileño. Le encantan los hombres guapos y seductores. Es su diversión favorita aunque ir de cama en cama ya no le llena como antes y está algo cansado de no encontrar estabilidad, amor. En esos momentos está totalmente seducido por el brasileño. Siempre le han puesto especialmente cachondo los machos extranjeros. 
--¿no vas muy rápido? --Marcos. 
El brasileño lo acaricia: 
--¿no es esto lo que quieres? 
Los dos vibran. Por un momento Marcos se ha olvidado que está en la calle, que lo pueden ver, que hasta esa momento está pensando en Pinocho y frustrado porqué no tiene su número. Alberto de lejos va siguiendo los movimientos de Marcos. Lo hace con disimulo pero está muy interesado en él. No puede creer lo que está viendo: 
--¿está coqueteando con otro hombre? 
Alberto está muy excitado: 
--¿es gay? 
Eso es casi el sueño de su vida. Le gusta mucho, sería fantástico que también fuera gay pero tiene que estar seguro. Es un compañero de trabajo y no quiere buscarme lios por problemas de pantalones. Marcos se da cuenta que lo están (Alberto) observando. No quiere que en su trabajo se hable de su vida privado. 
--¡ahora no es el momento¡ 
Marcos vuelve a agarrar la carretilla y vuelve hacia la obra. 
--¡no espera¡ 
--es que ya me he tardado mucho tiempo, no puedo esperar más... 
Marcos ya está por cruzar cuando el brasileño le dice: 
--¡te doy mi número¡ 
Marcos se para un momento porque no quiere que hablando a los gritos todo el mundo se entere de sus cosas. 
--ahora no puedo. No me metas en lios en mi trabajo.
Al brasileño le gusta mucho Marcos. Es más joven que él y muy muy atractivo. Se le hace un plato bien apetitoso y se lo quiere comer. 
--pero nos veremos más tarde.
--No sé... ya veremos --Marcos.
Marcos está muy nervioso porque le da miedo que sus compañeros noten algo raro. El brasileño no está dispuesto a irse sin una cita. Marcos es todo un bombón y no piensa dejarlo escapar. 
--a que hora acabas, te vengo a buscar.
Marcos se da cuenta que el brasileño no se va a dar por vencido e igual le gusta mucho y le apetece volver a ver: 
--está bien, te espero a las dos. En la cafetería de la esquina.
El brasileño le guiña el ojo. Le manda un beso: 
--no faltes, te esperaré..
Marcos está muy nervioso. Entra en la obra de prisa procura mostrarse tranquilo para que nadie sospeche nada. El brasileño ha observado como se va muy excitado. Le gusta el chico, le gusta su cuerpo. 
--voy a disfrutar mucho de ese cuerpo.
El brasileño celebra su nueva conquista con una alzada de puño y una mirada pícara. Se va muy excitado a esperar el momento de la cita. Marcos se da cuenta que Alberto lo mira mucho. El chico ha ocultado muy bien el deseo que siente hacia su compañero de trabajo. Marcos no sospecha nada y temiendo que le pueda hacer algún chiste se muestra a la defensiva: 
--¡tú que miras¡ 
Alberto tiene miedo de estar equivocándose pero ese chico le fascina y quiere con él. No se quiere arriesgar demasiado pero es una buena ocasión para tantear el terreno. 
--¿quien es ese hombre con el que hablabas? 
A Marcos no le gusta ocultarse pero piensa que en su trabajo es lo mejor. Le preocupa que eso pueda crearle problemas con sus compañeros y que le acabe perjudicando. 
--¡¡que te importa¡ 
Marcos se ha mostrado tan nervioso que eso levanta las sospechas de Alberto: 
--¿y si fuera gayl? 
Esa posibilidad le fascina, lo tiene como loco. 
--¡tengo que estar seguro¡ --piensa ansioso. 

Emilio está en su puesto de trabajo pero más bien es como si estuviera en el paraiso. Aunque todos lo tratan como si fuera basura... ¡Desde su jefe todos (menos él) son unos buenorros impresionantes. Es el chico para todo lo que los demás no quieren hacer. Trabaja a las órdenes de un prestigioso fotógrafo que se dedica exclusivamente a la carne de macho, Alejandro Aguirre. A sus cincuenta años luce un cuerpazo espectacular. A Emilio le vuelve loco como le quedan esos jeans. 
--¡que culazo, que culazo¡ --murmura. 
Lo que lamenta es que tenga tan mal caracter. 
--debe coger poco --dice para sí. 
Sus aires amanerados lo hacen muy sexy. No tiene ni idea de si todos esos modelos tan guapos que se desnudan ante él son o no gay pero lo que sí tiene claro es que su jefe lo es. Es casi tan afeminado como él y eso a Emilio le pone muy cachondo: 
--¡que me maltrate lo que quiera pero que me la meta toda¡ ¡¡entera¡ ¡¡seguro que la tiene bien gorda¡ 
Emilio está tan pendiente de sus cosas que no se ha dado cuenta que Alejandro le está gritando. Como no le hace caso, furioso, Alejandro le da a Emilio un golpe en la nunca y de muy malos modos le dice: 
--¡esa cortina está arrugada¡ 
Emilio va al escenario donde está el modelo. Lo tiene pocos centimetros. Es su modelo favorito, el hombre con el que le gusta soñar mientras tiene sexo con su pareja. Se coloca detrás de él y los nervios hace que se tropiece y caiga. 
--¡que haces que lo rompes todo¡ --Alejandro molesto. 
Emilio se arrodilla para levantarse. En ese momento Alejandro le dice a su modelo: 
--¡Antonio sacate ya la bata¡ 
Y Emilio se encuentra cara a cara con la gran verga de Antonio. Abre los ojos como platos: 
--¡madre mia¡ 
Emilio mira los genitales de Antonio excitado y sin disimulo. 
--¡madre mia, he muerto y estoy en el cielo¡ 




A Alejandro, Emilio le saca de sus casillas. No lo puede tratar peor. 
--¡¡es que no sé porque no lo he despedido...¡ ¡¡eres un inutil, Emilio¡ ¡¡deja de mirar lo que no puedes tener y limpia toda la baba que se te ha caido que nos vas a ahogar¡ 
Antonio le guiá el ojo y Emilio se derrite. Se queda paralizado por el deseo. 
--ojalá se me diera con él --dice Emilio para sí. 
Alejandro lo saca del escenario por las orejas y le da una patada en el trasero. Todos se rien de Emilio. En realidad lo tratan como a una especie de mascota. Les gusta ponerlo cachondo para que luego nada, de nada. 
--¡Emilio, traeme un café¡ --dice uno de los modelos que está en el vestidor. 
--si, ahora voy, Lalo... 
A Emilio lo que más le gusta es entrar en el vestidor donde están todos esos guapos. Justo en el momento que llega Emilio con el café Lalo, que lleva una bata se la quita y se queda totalmente en bolas. De la impresión se le cae el café. Mientras Alejandro grita e insulta a Emilio, Lalo y Antonio chocan sus manos divertidos. 

Pasan cinco minutos de las dos. El brasileño está ya esperando. Le molesta que lo dejen plantado. 
--¡si no viene lo voy a buscar yo¡ 
En ese momento Marcos llega. El brasileno está en la barra tomando algo, un poco inclinado. Se le ve el comienzo del trasero. Marcos sopla sofocado. Se ha puesto muy cachondo. El brasileño lo presiente. Se gira. Los dos se miran, se sonrien. Se desean. 
--hola, ¿llevas mucho esperando?
--No, pero merece la pena... 
--¿quieres tomar algo o vamos directamente a coger a mi casa? --coqueto. 
A Marcos le excita el descaro del brasileño 
--siempre eres así de rápido? Ni siquiera sé tu nombre --Marcos sensual. 
--me llamo Bruno... --dice agarrándole la mano-- ¿y ahora ya podemos hacerlo? 
Los dos explotan de placer. Marcos ha olvidado ya a Pinocho que se monta en el auto de Bruno . Se besan ardientemente.

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