domingo, 9 de agosto de 2020

Capitulo 40 y último



Marcos siente una gran rabia, un gran odio, un gran remordimiento dentro de él. Está furioso. Sabe que es culpable, que ha mandado a Emilio a la muerte pero no se siente solo en su culpa. Da un puñetazo contra la pared y lleno de dolor y de rabia dice:
--¡¡Pinocho, Pinocho es el culpable de todo¡ ¡¡ESE MALDITO NEGRO ME HA DESTRUIDO LA VIDA¡
Marcos siente un gran odio hacia Pinocho, que nace del profundo amor frustrado que siente hacia él. Aitor no se atreve a preguntar. No quiere una confesión de amor. Marcos habla solo, escupe su dolor.
--¡me volví loco porque MI PINOCHO se casó con OTRO¡
Por las mejillas de Marcos va deslizando algunas lágrimas. Aitor sabe que Marcos habla de Pinocho, que lo ama a Pinocho pero prefiere hacer el que no sabe. Quiere desviar la atención de Marcos de Pinocho.
--Yo creí que mi tío ya no te importaba.  No pensé que lo quisieras tanto a Humber .
Marcos está totalmente enloquecido del dolor, de la culpa.
--¡no es tu tío  yo amo a Pinocho… no me lo puedo sacar de la mente¡
Se golpea el corazón.
--¡NI DE ESTE¡ --dice Marcos con dolor y rabia.
Ya lo ha dicho, no hay marcha atrás. Aitor lo ha sabido siempre pero no lo quería reconocer. Está muy triste. Sólo le queda un amargo reproche para Marcos:
--te podías haber casado conmigo si era por despecho, yo te habría hecho feliz.
Aunque no tiene ganas de ser amable, Aitor no tiene la culpa de sus broncas y trata de ser cariñoso. Marcos le pone la mano en la mejilla muy tierno.
--sabes que no, no te quiero. Además yo quería dinero y tú no me puedes dar lo que necesito.
Los dos se miran con mucha amargura. ¿Es el final? No, Aitor no lo puede aceptar. Lleva a Marcos demasiado dentro como para renunciar ahora a él.
--¿y ahora?
--Estoy vacio --Marcos.
Marcos se siente mal. A Aitor le duele la mirada de Marcos. Lo ve destruido y por primera vez es razonable, se da cuenta que nada de lo que pueda hacer él aliviaría ese dolor. Trata de aferrarse a él con desesperación. Marcos se ha dado la vuelta y Aitor le abraza por la espalda.
--¡aún podemos ser felices¡
Marcos lo mira con tristeza.
--tú y yo nunca hemos sido felices, sólo somos amigos.
Aitor no se resigna. Habla con ansiedad.
--¡Yo sí, yo sí he sido muy feliz contigo¡
Trata de besarlo, de arrancarle la camisa. Marcos se aparta de él. Se muestra molesto. Pese a que tiene casi la misma edad, en ese momento lo ve más pequeño, más irresponsable que nunca. Definitivamente Aitor nunca le dará lo que necesita. A parte que en ese momento no se ve capaz de estar con nadie.
--¡Mi esposo acaba de morir y tú piensas sólo en coger? ¿¿Qué te pasa?¡
A Aitor le duele y le preocupa que Marcos quiera ahora convertirse en un afligido viudo.
--¡es que hablas como si fuerais un matrimonio feliz y no lo era así¡
Eso angustia más a Marcos.
--¡él me amaba¡
Es una realidad que golpeaba el corazón de Marcos. Está convencido que Emilio lo estaba amando y que él no lo hizo feliz a Emilio¡
Aitor siente celos de los sentimientos de Marcos hacia Emilio, no está dispuesto a pretender que, si Emilio no fue rival en su vida, lo sea en su muerte.
--¡él quería coger contigo y lo logró¡ ¡¡te le vendiste¡
Aitor habla con celos y Marcos se molesta.
--¡Vete a la mierda¡

Aitor se siente mal, se da cuenta que Emilio quería de verdad a Marcos y piensa que lo único que puede hacer es dejarlo libre para que sea feliz y así demostrar que lo ama. Hace su maleta. No se despide de él. Le deja una nota: “El único que te amó de verdad fui yo y es tan grande mi amor que me voy a sacrificar. Renunció a ti para que seas feliz con el hombre que amas… Con Pinocho¡
Sus lágrimas mojan el papel. Sabe que su plan es muy arriesgado pero es lo único que puede hacer.
--¡¡me tiene que salir bien¡
Aitor conoce a Marcos. Nunca ha soportado que la gente sufriera por él.
--Cuando se dé cuenta de mi sacrificio me vendrá a buscar. Se olvidará de ese estúpido y será mío para siempre.
Está seguro que saldrá bien.
--Tengo que lograr que Pinocho vuelva con Marcos así cuando ya su relación no sea prohibida se acabará el encanto y volverá a mí¡

Por su lado, Nicolás y Alberto están sentados en el sofá. Ven las noticias, hablan del asesinato de Emilio. Se ve a Aguirre entrando en la cárcel. A un elegante Marcos saliendo de comisaría. A la prensa preguntando a Marcos:
--¿es cierto que su esposo era amante del señor Aguirre?
Marcos no contesta. Es escoltado hasta su lujoso auto. La periodista habla de este nuevo rico, recién casado con un chico más joven y guapo, que quiso seducir a su ex jefe por venganza porque siempre lo había humillado. Habla de que no se sabe nada de su entierro pero que al parecer será sencillo e íntimo. A Nicolás no puede evitar que se le escape una lágrima. Alberto lo besa con cariño.
--te duele, ¿verdad?
Nicolás mira a Alberto con pena.
--No me malinterpretes. Yo te amo a ti pero Emilio fue una parte importante de mi vida. Siempre estuvo acomplejado, obsesionado por tonterías.
--y murió cuando logró lo que quería.
Nicolás abraza con fuerza a Alberto.
--¿te molesta si voy al entierro?
Alberto le sonríe. Entre los dos hay una relación de amor, de deseo y de confianza.
--claro que no. Es más, me gustaría ir yo contigo.
Nicolás se aferra con fuerza a Alberto, lamentando que su ex no haya tenido su misma suerte.


Pinocho y Humberto han hecho el amor. Humberto fuma relajado. Pinocho está intranquilo.
--¿no crees que deberíamos ir a ver cómo está Marcos?
Humberto no puede con los celos.
--¿¡¡qué pasa es que no puedes dejar de pensar en él, tanto lo amas?¡ --le reprocha a Pinocho.
Pinocho se levanta de la cama desnudo. Le duele la frialdad con la que Humberto habla de Marcos. Aunque su rostro dice que sí, su voz dice que no.
--¡claro que no, lo que pasa es que es amigo tuyo y él te ama, deberías estar con él¡
A Humberto le duele mucho ver que su esposo está tan pendiente de Marcos y con rabia le escupe:
--¡¡a quien ama es a ti y tú estás aquí conmigo¡
Pinocho no da crédito a lo que oye:
--¿¿qué Marcos me ama a mí?
Pinocho siente que el corazón se le va a escapar del pecho.
--¡no puede ser, no puede ser¡
Humberto se levanta desnudo. Trata de arreglar su metida de pata:
--No claro, me entendiste mal.
A Pinocho la duda ya se le ha clavado. Se empieza a vestir. Humberto trata de retenerlo, sabe que si se va no volverá. Pinocho ya se ha vestido cuando Humberto al ver que no puede evitar que se vaya, le grita.
--¡si te vas no vuelvas¡
Pinocho le sonríe con melancolía:
--Ya cumplí con mi parte del trato. No tengo porque volver.
Pinocho se va y Humberto se queda furioso. No tarda en llegar Aitor, quiere buscar a Pinocho para ser él quien los ayude a reconciliarse y así Marcos sentirse en deuda con él. Le da rabia saber que llegó tarde.
--¡esto no va a quedar así¡ --grita.
A Humberto no le gusta ver tanto odio en los ojos de su sobrino. Ahora que ha aceptado que son los hombres lo que le gustan pues se dedicará a encontrar a su “Pinocho” y recomienda a su sobrino que se busque a otro pero Aitor no piensa descansar hasta volver con Marcos.
--¡no lo voy a dejar en paz¡ --dice molesto.







Pinocho corre a la mansión de Marcos. Siente que el corazón se le va a salir por la garganta. Se han ofendido tanto. No puede creer que todo haya sido un malentendido y que Marcos sí lo ame. Éste camina por los jardines de la mansión. Pinocho lo mira con amor pero al verlo Marcos se le tira encima. Lo culpa de la muerte de Emilio. Pinocho no se defiende pero entre golpe y golpe Pinocho rebate todos los insultos de Marcos. Marcos no lo quiere escuchar.
--¡Me casé con él para hacerte daño a ti, ¡¡porqué no soportaba que te hubieras casado¡
--qué me hubiera casado con Humberto dirás ¿no?
Para Pinocho es la pregunta del millón. Habla con celos, con dolor. Necesita saber la verdad. Marcos está encima de Pinocho golpeándolo. Habla con dolor, con rabia.
--¡A mi Humberto me da igual¡ ¡¡eres tú el que me fallaste, me hiciste creer que yo era especial para ti y te fuiste con el dinero¡
Pinocho suspira enamorado y dice:
--¿entonces?¿me amas a mí?
Pinocho sonríe emocionado. Marcos se deja llevar por la rabia y lo besa. Aitor tiene una nueva moto, potente, que le ha regalado Marcos con el dinero de Emilio. Llega y los ve juntos. Se muere de la rabia. No dice nada. Se lanza a la carretera. El que la moto en la que sufra un accidente sea un regalo de Marcos aún hará que tenga más remordimientos piensa el alocado joven.
--¡si una vez me salió bien, porqué no habría de salirme bien ahora?
Pinocho y Marcos se atacan con sus besos, se agraden con su amor. Aitor es todo rabia, maneja su moto en dirección contraria. Llora, sonríe. Está seguro que en cuanto Marcos sepa que se accidentó por su culpa después de la nota que le dejó no se separará de su lado nunca. Pinocho golpea con su arma a Marcos. Éste se estremece. Los dos medio desnudos se retuercen de placer. Gritan de felicidad y placer. Aitor se lanza contra un auto, su cuerpo golpea en el techo del auto. Grita de dolor, por el salto pierde el casco, cae al asfalto y se golpea fuertemente la cabeza. Cae inconsciente en un baño de sangre.








Después de hacer el amor con Pinocho, Marcos se levanta y se arregla la ropa. Pinocho tiene miedo que lo vaya a lastimar, a ofender pero Marcos sólo tiene palabras de odio para sí mismo.
--¡¡soy una basura¡ ¡¡como he podido hacer esto cuando mi marido aún no está enterrado¡
Pinocho se levanta, agarra de la mano de Marcos. No dejará que se le escape. Esta vez no.
--Emilio era tu marido pero no tu macho. Tu macho soy yo. Recoge tus cosas. Nos vamos.
A Marcos le molesta un poco ese tono autoritario de Pinocho pero ama a ese hombre y lo necesita. Lo abraza, se aferra a él.


En el hospital, Aitor agoniza, Su tío le toma de la mano. Lo habla con un hilo de voz.
--¿porqué has hecho algo así?
Aitor apenas tiene fuerzas para decir:
--tenía que salir bien, la otra vez me salió bien. Marcos tenía que creer que me quería matar.
Aitor muere gritando el nombre de su amado. Humberto sufre al saber que su sobrino provocó el accidente para llamar la atención de Marcos y que no era la primera vez que lo hacía.

Emilio y Aitor son enterrados a la vez pero en cementerios diferentes. Aitor en su pueblo. Todos lo lloran. Familiares deshechos para Aitor. Humberto llora amargamente, se siente culpable por no haberlo sabido cuidar bien. Nicolás y Alberto son los únicos asistentes para Emilio que es sepultado en el sencillo nincho donde está toda su familia.. Nicolás triste, Alberto lo apoya. Marcos se ha refugiado en el apartamento de Pinocho. No se ha atrevido a ir a ninguno de los dos entierros. Marcos está deshecho: dos personas han muerto por su culpa. Pinocho lo abraza con fuerza, le hace sentir que lo ama y que no permitirá que se hunda, que se aleje de él.

Meses después…
Pinocho y Marcos desnudos en cubierta de un lujoso yate. Toman el sol, beben champán. Disfrutan de su amor. Aunque le ha costado, Pinocho, con sus besos, con su amor ha logrado borrar la culpa del rostro de Marcos. Brindan y el uno bebe de la copa del otro. Se sonríen. Son felices juntos, ajenos al resto del mundo, a comentarios que los puedan lastimar. Viviendo sólo el uno por el otro. Tumbados en cubierta. Tomados de la mano. Se miran a los ojos.
--Esto es vida. --Pinocho feliz.
--Y yo que pensé en renunciar a la herencia…
Marcos no quiere recordar esa parte de su vida que le pone triste pero ahí está su Pinocho para borrar su tristeza. Lo acaricia, lo besa. Le hace sentir que hace lo correcto:
--Emilio te quería mucho, estoy seguro que querría que disfrutaras de ese dinero, le diste lo que buscaba. Te lo mereces.
Gracias a Pinocho, Marcos es un hombre feliz y cada vez le cuesta menos hablar del pasado sin ponerse triste.
--Es cierto, Emilio hubiera preferido que yo disfrutara de ese dinero antes que se lo quedara el estado. Aunque tarde aprendí a conocerlo, sé que le hubiera gustado que me lo gastara contigo porque es lo que me hace feliz.
Pinocho le guiña el ojo.
--te amo –le susurra.
Marcos asiente.
--te amo.
Y los dos se funden en un ardiente beso de amor.
Fin.







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